Cambios en mi política de Goodreads

Fundar la revista online Libros Prohibidos ha sido una de las mejores cosas que he hecho en los últimos años. Me ha hecho leer como nunca y me ha ayudado a acceder a editoriales y escritores que de otro modo hubiera sido muy complicado conocer. Además, me consta que desde su aparición en 2013 ha ayudado a conectar a un montón de lectores con obras —y viceversa—, cosa que no me puede hacer más feliz.

La parte negativa es que, a raíz de ello, he venido contrayendo múltiples compromisos. Todo el mundo quería que leyera su libro, que lo comentase, le pusiese estrellitas en Goodreads y lo reseñase. Y para mí es un lujazo hacerlo cuando la obra está bien, o al menos cuando tiene cosas destacables o interesantes. ¿Qué pasa cuando esto no ocurre o, lo que es todavía peor, cuando te apetece cerrar el libro y ponerte con otra cosa?

Nunca he tenido problema en dar mi opinión sincera, de hecho Libros Prohibidos se caracterizó desde muy pronto por esto mismo. Esto es polémico, pero me ha ayudado a conocer a gente a la que hoy en día tengo una gran consideración. Sin embargo, conozco la situación de los escritores y las editoriales, que yo mismo estoy ahí, y sé que las malas valoraciones pueden hacer daño. También están los que no saben entender una crítica constructiva. Y luego, tres pueblos más allá, se encuentran quienes se lo toman como una afrenta y no dudan en represaliar.

He venido afrontando esta situación desde hace más de seis años y, qué queréis que os diga, me ha causado bastante estrés. El dejar la dirección de Libros Prohibidos y haber reducido la cantidad de libros a reseñar ha aliviado esto, pero ocurre que sigo siendo un usuario activo de Goodreads, la red social de los enfermos de la lectura.

En Goodreads la cosa se relaja un poco, ya que no hay que meterse en profundidad como con las reseñas, pero seguimos en las mismas a lo que valoración se refiere. La respuesta sería sencilla —«pues quítate de Goodreads, pesao»—, pero es que no quiero.

Esta red me ayuda a leer más. Me sirve para conocer qué lee mucha gente a la que sigo y me anima a seguir leyendo con los retos de lectura. Había pensado abandonar mi perfil de escritor y abrirme otro anónimo para seguir usando la web sin ataduras, ya veis lo mucho que me gusta. Pero en lugar de eso, lo que voy a hacer es cambiar mi política de valoraciones y empezar a dejar los libros como leídos. Y ya.

Si se trata de una lectura que he tenido que hacer para Libros Prohibidos haré reseña —aunque esto será cada vez más raro—, si me ha gustado muchísimo hablaré de ella en mis redes, o en mi canal para ponerla como ejemplo, y si se quiere conocer mi opinión, que me pregunten por privado.

Es posible que suene un poco borde, pero yo voy a ganar en calidad de vida. Y qué hay mejor que eso.

Nos leemos.

Foto: Alex Blajan. Unsplash.

5 comentarios sobre “Cambios en mi política de Goodreads

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  1. Pues haces muy bien ¡Olé! Y te animo a ello.

    Yo como soy una mindundi solo comento lo que quiero en mi página de Facebook (El Literódromo) No acepto encargos y solo hablo de lo que realmente me gusta, las obras que no me gusta me las guardo para mí y para comentar en confianza con quien yo quiera. Esto no quiere decir que no ponga los peros y no haga crítica constructiva, que la hago. Creo que así es más positivo para mí y para el que me lea. Además, así tampoco tengo presión de fechas. Hay obras que me gustan muchísimo y las comento meses más tarde, por ejemplo. La fiebre por comentar la novedad me pone un poco enferma. Me enfermaba y lo dejé; y eso que leo muchas novedades porque me apetece. Y así soy feliz.

    Vas a ganar en calidad de vida, seguro.

    Luego tengo pendiente (desde hace meses) enviar cosash de vuelta a mi corrector favorito y eso me agobia un poco, eso sí. Shame on my cow.

    Escritor feliz=texto mejor 🙂

  2. Haces muy bien, porque esto que te pasa no solo no va a terminar, sino que pasará cada vez más.

    Es una cosa muy curiosa, pero a las nuevas generaciones les han educado tanto en el aplauso que les resulta difícil concebir la crítica. Los niños todo lo hacen bien y tienen que escuchar en la escuela por primera vez eso de ” puedes hacerlo mejor, corrige” o el más brusco ” no te ha salido nada bien”. Luego llega una carta de sus padres diciendo que el profesor le está traumatizando y esas chorradas.

    A mí me educaron en la cultura del esfuerzo, del no rendirse, de la autoexigencia, del aprendizaje continuo, de la valentía, de la resistencia… Me enseñaron a que las caídas son el preludio de grandes levantamientos. Y bien agradecida que estoy.

    También entiendo que las críticas deben hacerse en privado y los elogios en público. Es lo pedagógico si la intención es que las personas aprendan.

    Mi Eva pedagógica y rollera se acaba de enrollar un montón. Disculpa.

    Un beso lector.

    1. Buenas, Eva. Pues has tenido una educación envidiable y muy poco común, ya que las críticas y presiones me han llegado de gente de todo rango de edad. Y es algo que me ha pasado tanto a mí como a compañeros en Libros Prohibidos. Yo creo que es un tema de inteligencia emocional, que es lo que (creo) más cojea nuestra sociedad.
      Gracias por comentar.

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Responsable: Javier Miró Gómez

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