Hoy es 8 de marzo de 2018. Para el día de hoy hay convocada una huelga general solo de mujeres, huelga que entiendo y apoyo sin reservas.
Apoyo la #Huelga8Marzo y animo a todas las mujeres de mi TL a secundarla. Desde este día que sean muchas más y más importantes hasta que ya no sean necesarias. #DiaInternacionalDeLaMujer
— Javier Miró (@Javier_MirO) 8 de marzo de 2018
En los últimos tiempos el feminismo está cobrando gran fuerza, su discurso está siendo respaldado cada vez por una mayor parte de la población, que está descubriendo que esto no es algo gritado por unas cuantas locas con ganas de protagonismo e intención de voltear las tornas. Están haciendo un gran trabajo y la muestra es que son atacadas por los de siempre día sí y día también.
He de reconocer que en casa hasta hace no tanto éramos reacios al feminismo. Solo compartíamos una parte de su discurso y rechazábamos casi todo de sus formas. Pues bien, tanto mi mujer como yo nos hemos ido acercando a los postulados feministas. Ha sido poco a poco, coincidiendo también con un mayor conocimiento de qué es en realidad el feminismo, sin tanto ruido ni interpretaciones aceleradas.
Que conste que no me considero libre de todo machismo porque no estoy seguro de que un hombre con la educación que yo he recibido no llega nunca a librarse de esto del todo, pero sigo buscando un mundo mejor, más justo, y eso pasa inequívocamente por la igualdad. Y ahí coincidimos el feminismo y yo.
Vamos a lo que vamos. Resulta que con todo el movimiento que está habiendo, están saliendo a la luz «cositas sin importancia» que evidencian la enorme desigualdad que existe en nuestro mundo. Cosas en las que no caíamos antes, o al menos no caíamos la gran mayoría. Y se está haciendo especial hincapié en el mundo de las artes, un mundo que, por definición, debe estar más abierto a postulados más evolucionados.
Pues resulta que no, que en el mundo de las artes también existen estos problemas enquistados de nuestra sociedad, de nuestra historia. Más de lo mismo, machismo por todas partes. Y es en el cine donde se ha llegado más lejos. Desde que se destapara el caso Weinstein, que dio pie al movimiento #MeToo —al que por cierto le han dado tantos palos como han podido, y más— están saliendo a la luz nuevos datos interesantes que muestran serios problemas en nuestra sociedad. Problemas que, ¡qué cosas!, hasta ahora eran invisibles.
Así llegamos a este post de la periodista y escritora Soraya Chemaly, que toma las cintas ganadoras del Oscar a la mejor película y muestra la proporción de texto que tienen mujeres y hombres en las mismas. No estamos hablando de pelis cualquiera, no, sino de las que son consideradas como mejores de cada año por la academia de cine más importante e influyente del planeta. Aquí a la izquierda tenéis el resultado.
Por muy increíble que parezca, esta es la importancia de la mujer en Hollywood. Algo tan representativo como los diálogos, la voz de las personas, su forma primaria de expresión, no alcanza porcentajes ni siquiera dignos en casi ninguna de las películas consideradas mejores de su año. En el más igualitario de los casos se queda en un triste 30%. Y en ocasiones es igual a cero. CERO.
Estos datos no es que den que pensar, es que son sonrojantes para sociedades del siglo XXI que presumen de igualdad y derechos universales. Tal vez nuestros políticos deberían parar sus discursos atiborrados de palabras como libertad, justicia y desarrollo y empezar a mirar cómo son de verdad los países que gobiernan.
En fin, no voy a seguir comentando esto —que no es más que la punta del iceberg— porque creo que habla por sí solo. Y porque me da una vergüenza atroz. Lo que sí que he hecho ha sido mirar mi propio trabajo como autor, como persona que está contribuyendo de alguna manera A la forma de pensar de sus lectores. Así que he tomado mi última novela, La Armadura de la luz, y he desgranado sus diálogos. Los resultados han sido los siguientes:
- Hay un total de 85 diálogos entendidos como intercambio de información hablada entre dos o más personajes.
- En 19 de ellos todos los interlocutores eran de género masculino (22,4%).
- En 58 había interlocutores masculinos y femeninos (68,2%).
- En los 8 restantes solo había interlocutores femeninos (9,4%).
Para un análisis más completo faltaría ver cuánta extensión en palabras tienen esos diálogos y qué relevancia tienen en la trama, pero, siguiendo el diagrama mostrado más arriba, tendríamos que, por número de diálogos, La Armadura de la Luz tendría una distribución de 43,5% para las mujeres y 56,5% para los hombres.
No me parece una proporción para sacar pecho ni ponerme medallas, pero saber que algo escrito por mí mejora con mucho a la producción de Hollywood hace que sienta algo de orgullo. Sobre todo con el precedente de mi primera obra, Rebelión 20.06.19, en la que la proporción no era tan igualitaria y sí que había bastantes cosas que hoy consideraría machistas.
Y está claro que no siempre va a ser posible que el peso en los diálogos sea igualitario, que va a depender del tipo de obra, pero teniendo en cuenta que mi novela es de acción y aventuras en un «mundo medieval», pues reitero mi satisfacción.
Para finalizar, vuelvo a mostrar mi total apoyo por la huelga de hoy, que la veo justa y necesaria. Que esto no pare hasta que al fin alcancemos igualdad de verdad y no solo nominal.
La foto de portada la saqué de este tuit de Juancho Marqués. No conozco al autor, en caso de no ser el propio Juancho.
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